Madrid de los Austrias
es el nombre que se da al Madrid de la época en que la dinastía de los
Habsburgo reinó en España. Este reinado se inició con Carlos I, el cual
enriqueció la ciudad con palacios y monumentos. Posteriormente, cuando Felipe
II la convirtió en capital de España la ciudad creció notablemente. El
recorrido por los edificios renacentistas y barrocos de esta época es quizás
uno de los más pintorescos y madrileños.
La primera parada que hicimos fue nada más salir de la estación de
tren donde vimos la Puerta de San Vicente que
se encuentra en la glorieta de San Vicente. Esta puerta fue mandada construir
por el Marqués de Vadillo en 1726, se la mandó construir a Pedro de Rivera. La puerta constaba de tres arcos y estaba
adornada con una estatua de San Vicente, por lo que recibió dicho nombre.
Después fuimos al Campo del Moro, emplazado al oeste del Palacio Real con una extensión de unas 20 hectáreas, este jardín de estilo inglés es considerado Jardín Histórico-Artístico desde 1931.
Con planta rectangular, los Jardines del Campo del Moro descienden hacia el río Manzanares a modo de ladera y poseen hasta tres entradas diferentes: en la Cuesta de San Vicente, en la Cuesta de la Vega y en el Paseo de la Virgen del Puerto. Reciben esta denominación debido a que en este lugar, en el año 1109, acampó el líder almorávide Alí ben Yusuf durante su intento de reconquistar el antiguo Alcázar Real.
Después
de hacernos unas fotos en el Campo del Moro pasamos por el Parque de Atenas que fue urbanizado
como jardín en 1971.
Tras una larga caminata pasamos por el Viaducto de Segovia, que después de unas cuantas restauraciones para hacerlo más estable llegó a su estado actual en 1978. Salva un desnivel de 23 metros, en su altura máxima, es una obra racionalista, formada por tres bóvedas de 35 metros de luz y cuatro nervios. Construido en hormigón armado pulido y la base de los pilares aparece recubierta con sillares de granito.
El viaducto siempre ha estado ligado con la
tragedia, durante su construcción se produjeron accidentes mortales y tanto el
viaducto original como el actual han sido elegidos en numerosas ocasiones por
los suicidas de la ciudad. Con el fin de dificultar dicho uso el Ayuntamiento
de Madrid instalo en octubre de 1998 unas pantallas transparentes de seguridad
junto a las barandillas del viaducto. Este viaducto tiene varias leyendas, una
de esas leyendas cuenta que en el siglo XIX una joven quiso suicidarse
lanzándose desde el viaducto original, porque su familia no consentía que se
casase con su enamorado. Pero en esta ocasión la fortuna quiso que no se
cumpliesen sus deseos, ya que la joven solo sufrió algunas magulladuras al
frenar su caída sus faldas que hicieron un efecto de paracaídas. Y
posteriormente a su intento de suicidio la familia consintió el matrimonio y la
joven terminaría falleciendo años después al dar a luz su decimocuarto hijo. Imagen (1874).
Llegando
a la mitad del recorrido estuvimos en la Plaza de
la Paja. Hace muchos años esta Plaza fue el
centro de la villa, hasta
que Juan II centró su vista en una plaza del Arrabal que se transformaría en lo
que hoy en día es la Plaza Mayor de Madrid. Pero antes de que esto ocurriera La
Plaza de la Paja, bautizada así por ser el lugar en el que se producía la
entrega de paja para alimentar a las mulas de los cleros. Los mismos Reyes Católicos se instalaron temporalmente en el Palacio Lasso. La Plaza de la Paja esconde un pequeño paraíso de relax. Detrás de un muro de ladrillo se ocultan Jardines del Negro de Anglona,
pertenecientes al Palacio de Anglona. Situados en la parte más baja, detrás de
una pequeña puerta de hierro se descubren 500 metros cuadrados de jardín de
corte nobiliario que, a pesar de haber sido restaurados, mantienen el carácter
del s. XVIII, cuando Chalmandier lo diseñó. Se trata de una especie de Jardín
colgante que salva el impresionante desnivel que hay entre la Plaza de la Paja
y la Calle Segovia. Familias nobles habitaron el Palacio de Anglona y fue una
de ellas, la perteneciente a la familia Osuna, quien le dio nombre,
concretamente don Pedro de Alcántara Téllez Girón y Pimentel, Marqués de
Javalquinto y Príncipe de Anglona. Este jardín está abierto
al público desde el año 2002.
Desde
ahí andamos hasta donde se encuentra una de las casas más antiguas de Madrid y
una de las famosas casas a la malicia. Este tipo de casas se originaron
durante el siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, que había convertido
Madrid en la capital de su reino. Al trasladar la corte, el rey se dio cuenta
de que en la ciudad no había alojamiento suficiente para los cientos de
empleados del estado que le acompañaban. Para solucionar el grave problema
decidió hacer una ley que obligaba a los propietarios madrileños, cuyas casas
tenían más de una planta, a ceder las plantas superiores para acomodar a los
funcionarios. Esta ley provoco que muchos madrileños comenzasen a construir
casas de una sola planta y a buscar maneras de evitar la ley. En otros casos se
construyeron casa para intentar engañar a los funcionarios de la corona, estas
casas estaban construidas de tal forma para que a simple visa pareciese que
solo tenían un piso, estas casas se denominaron casas a la malicia. Para ello
se utilizaron algunas estrategias como: colocar las ventanas a distintas
alturas, hacer tejados abuhardillados…. Se calcula que durante aquella época
existieron más de 1000 casas a la malicia.
Llegando a la mitad de la excursión fuimos hasta la Plaza Mayor que se encuentra en el corazón del Madrid de los Austrias. Se trata de una plaza de planta rectangular, de 129 metros de largo por 94 metros de ancho, que está completamente cerrada por edificios de viviendas de tres plantas, con 237 balcones en total que dan a la plaza. Dispone de nueve puertas de acceso, de las cuales la más conocida es la del Arco de Cuchilleros. En el centro del lado norte de la plaza se levanta la Casa de la Panadería y enfrente, en el lado sur, la Casa de la Carnicería.
Los orígenes de la plaza se remontan al siglo XV, donde se juntan los caminos (hoy en día calles) de Toledo y Atocha. Esta plaza también fue conocida como "Plaza del Arrabal". En 1580, tras haber trasladado la corte a Madrid, Felipe II encargó el proyecto de remodelación de la plaza a Juan de Herrera, comenzándose el derribo de las "casas de manzanas" de la antigua plaza ese mismo año. La construcción del primer edificio de la nueva plaza, la Casa de la Panadería, comenzaría en 1590 a cargo de Diego Sillero, en el solar de la antigua lonja. Felipe III, encargó la finalización de las obras a Juan Gómez de Mora, comenzando en diciembre de ese mismo año. La Plaza Mayor ha sufrido tres grandes incendios en su historia, el primero de ellos en 1631, encargándose el mismo Juan Gómez de Mora de las obras de reconstrucción. El segundo de los incendios ocurrió en 1670 siendo el arquitecto Tomás Román el encargado de la reconstrucción. El último de los incendios, que arrasó un tercio de la plaza, tuvo lugar en 1790, dirigiendo las labores de extinción Sabatini. Se encargó la reconstrucción a Juan de Villanueva, que rebajó la altura del caserío que rodea la plaza de cinco a tres plantas y cerró las esquinas habilitando grandes arcadas para su acceso. Las obras de reconstrucción se prolongarían hasta 1854, continuándolas, tras la muerte de Villanueva, sus discípulos Antonio López Aguado y Custodio Moreno. En 1848, se colocó la estatua ecuestre de Felipe III en el centro de la plaza, obra de Juan de Bolonia y Pietro Tacca. Imagen 1 (1760). Imagen 2 (actualidad).
Cuando ya habíamos comido fuimos hasta el punto cero de Madrid, la Puerta del Sol. La Puerta del Sol es
una de las plazas más famosas de Madrid debido a que cada año el 31 de
Diciembre se reúnen miles de personas a escuchar las 12 campanadas que dan la
bienvenida al nuevo año, en ella se puede encontrar algunos de los puntos y
edificios más significativos de la capital. Su construcción se llevó a cabo en
varias etapas; comenzó con la
construcción de la Casa de Correos a mediados del siglo XVIII y un
siglo más tarde, entre 1857 y 1862, tomó su forma definitiva gracias a los
arquitectos Lucio del Valle, Juan Rivera y José Morer. Ya en el siglo XX se
añadieron los jardines, la fuente y se incrementó la zona peatonal. En ella se
encuentra el punto
donde comienzan las carreteras radiales españolas, el
kilometro cero. Está señalizado y los turistas no abandonan Madrid sin
su foto sobre él.
Durante la excursión también visitamos el Palacio Real primero lo vimos desde los Campos del Moro y luego pudimos verlo desde la plaza de oriente, también pudimos ver un cambio de guardia. Después de un desagradable incendio en la noche de Navidad de 1734 que destruyó el venerable Alcázar de los Austrias. Felipe V decidió levantar el actual Palacio Real. Arquitectos italianos como Juvara dieron las primeras trazas de este gran edificio pero el plan de Juvara no llegó a realizarse debido a su repentina muerte. Juan Bautista Sachetti, discípulo de Juvara, fue elegido para continuar la obra de su maestro. Planteó una estructura de planta cuadrada, estructura que recordaba al antiguo Alcázar. Las obras concluyeron en el reinado de Fernando VI. El programa escultórico de la fachada, pensada por el Padre Sarmiento, que contó con la mano de numerosos escultores como Felipe de Castro, consistía en la coronación de la balaustrada superior con las figuras de todos los reyes de España desde tiempos de los Visigodos, así como la instalación de cuatro emperadores romanos flanqueando la portada principal. Carlos III a la muerte de su hermanastro, abandonó el palacio de Caserta y el reino de Nápoles, y se instaló en Madrid como nuevo rey de España. La moda, que en Italia avanzaba hacia el nuevo clasicismo, influyó al rey que decidió retirar todas las esculturas de la cornisa. Fernando VII, inició una nueva remodelación de la decoración del palacio en el siglo XIX. El objetivo de esta reforma era convertir el anticuado edificio construido a la italiana en un moderno palacio al estilo francés. Posteriormente Alfonso XII siguiendo la tradición de acomodarse al gusto imperante trató de convertir el palacio en una residencia al estilo victoriano. Las obras fueron dirigidas por el arquitecto José Segundo de Lema. Las restauraciones efectuadas durante la segunda mitad del siglo XX tuvieron que reparar los daños causados durante la Guerra Civil padecidas por España, instalar o reinstalar nuevos conjuntos decorativos y sustituir los entelados de las paredes dañados por reproducciones fieles al original.
También visitamos la Plaza de Oriente que se encuentra en el centro histórico de Madrid, enmarcada por dos de los edificios más importantes de la ciudad; el Palacio Real y el Teatro Real. La monumental plaza cuenta con diferentes jardines y una excelente exposición de esculturas. Fue diseñada en 1844 por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer, la plaza fue construida bajo las órdenes del rey José I tras la demolición de las casas medievales que se encontraban en la zona.
Y por último vimos el Monasterio de la Encarnación que fue fundado en 1611 por la reina doña Margarita, esposa de de Felipe III como convento de monjas de clausura.
En su interior se guarda la famosa reliquia de San Pantaleón. El edificio se debe a los arquitectos Juan Gómez de Mora y Fray Alberto de la Madre de Dios que construyeron un edificio que se ha convertido en modelo de lo que se ha dado en llamar barroco madrileño. En este monasterio, cada año, el 27 de Julio, fecha que la liturgia del ciclo santoral dedica a la conmemoración de San Pantaleón, un nutrido grupo de fieles, curiosos y turistas acude a observar como la sangre del santo se torna fluida y movediza en el relicario que la contiene. La verdad es que fue una excursión bastante interesante donde visitamos sitios de Madrid y supimos de un poquito más de su historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario